Emprendedoras de cambios, participación de mujeres en organizaciones de la sociedad civil en Nogales, Sonora. [recurso electrónico] / Bianca Vianey Acuña Valverde ; director, Raúl Balbuena Bello.

Por: Acuña Valverde, Bianca VianeyColaborador(es): Balbuena Bello, Raúl [dir.] | Universidad Autónoma de Baja California. Instituto de Investigaciones Culturales--MuseoTipo de material: TextoTextoDetalles de publicación: Mexicali, Baja California, 2016Descripción: 1 recurso en línea ; 116 p. : il. colTema(s): Mujeres -- Tesis y disertaciones académicas -- Sonora | Mujeres en el desarrollo social -- Tesis y disertaciones académicas -- SonoraClasificación LoC:HQ1464.S66 | A25 2016Recursos en línea: Tesis digitalTexto Nota de disertación: Tesis (Maestría) - Universidad Autónoma de Baja California Instituto de Investigaciones Culturales-Museo, Mexicali, 2016. Resumen: Muchas veces me pregunté cómo a pesar de los avances en materia de igualdad de la mujer, ésta sigue recibiendo un trato de segunda en muchas situaciones de la vida cotidiana. Pensaba, ¿Cómo es posible que eso siga pasando? ¿Cómo es posible que a pesar de tantos esfuerzos nacionales e internacionales, mi vecina, mi hermana, yo, sigamos siendo víctimas (aunque no me convenza del todo esa palabra) de situaciones que nos vulneran, que vulneran nuestros derechos, que sigamos siendo golpeadas, maltratadas, menospreciadas? ¿Por qué a mí no me enseñaron que tenía la capacidad de hablar, de decir lo que no me gusta, lo que no quiero para mí? ¿Dónde están todas esas personas que firman tratados cuando no contratan a una mujer por estar embarazada? ¿Porque no decimos nada? ¿Qué clase de mecanismo está interiorizado en mí, en mis hermanas, en mis amigas para no alzar la voz y decir ya basta? Todos esos pensamientos pasaron por mi mente en muchas ocasiones. Sumado a ello, existen situaciones de pobreza que limitan las posibilidades de desarrollo. En el barrio donde crecí, las oportunidades para las mujeres eran salir embarazada o trabajar en la maquila, y para los hombres dedicarse a robar o buscar la manera de obtener dinero ilícito. Nadie nos enseña que puede haber un mundo diferente a lo que nos rodea. Fue en la escuela, donde me di cuenta que las cosas pueden cambiar si uno pone de su parte, aunque es difícil, porque hay todo un contexto que absorbe. Fue en la universidad, donde conocí grupos y organizaciones que buscan subsanar problemas sociales: migración, pobreza, carencias. Ahí comencé a involucrarme en proyectos de intervención y a conocer el trabajo que hacen diferentes organizaciones. Me di cuenta de lo importante que es promover el trabajo colectivo y sentirse parte de una comunidad. Poco a poco, fui conociendo el trabajo que hacen distintas organizaciones en la ciudad, las problemáticas que abordan y la población a la que atienden. A la par, iba aprendiendo sobre mujeres y feminismo. Al salir de la universidad, me involucré más con algunas organizaciones. Trabajé como voluntaria y colaboré en varios proyectos sociales que me permitieron identificar otras formas de intervención y trabajo en colonias populares. Pero siempre que regresaba al barrio donde viví, las cosas parecían igual. El paso del tiempo hacía estragos en las calles y las fachadas de las casas. Ningún gobierno pasó por ahí, ni siquiera para pavimentar la calle. Las mujeres, las más chicas que yo, ya eran madres y los muchachos ya tenían “permiso” para andar en las calles. Estas situaciones me permitieron reconocer la importancia de trabajar para contribuir a la comunidad. En el camino que recorrí en algunas asociaciones donde tuve la oportunidad de prestar mis servicios, observaba cómo se construía la participación de hombres y mujeres, tratando de entender las características de cada uno. En una ocasión, el colectivo en el que colaboraba estaba a punto de iniciar una reunión, cuando uno de los integrantes recordó el trabajo que se había hecho a lo largo del tiempo y reflexionaba sobre la participación de las mujeres en el arte, observaban que era menor a la participación masculina, afirmaba que eso pasaba porque ellas se encargaban de su casa o de los hijos. La conversación de ese día se quedó rondando en mi cabeza, comencé a cuestionarme sobre el papel que las mujeres tienen en las actividades cotidianas del colectivo, y de las otras organizaciones donde había colaborado. Me preguntaba, ¿Cómo se construye la igualdad, si dentro de estos espacios, donde se supone se busca el bien común, se perciben diferencias en cuanto a la participación de cada uno de sus integrantes? ¿Es realmente posible creer que la igualdad se puede dar? Debo decir, que mi interés por el tema de investigación que abordo a lo largo de esta tesis, nació en parte porque provengo de una familia de mujeres, que han “batallado” para sobrevivir en un espacio que limita las oportunidades. Como mujer, he vivido y he sido testigo de lo que se espera de las mujeres. Un “deber ser” impuesto e interiorizado del que es difícil desprenderse, para deconstruirse. También porque creo que la organización de la comunidad es un elemento esencial para mejorar nuestras condiciones de vida. Considero que es importante hacer mención de esto, para fijar la perspectiva desde la cual estoy hablando, y decir junto con Vasilachis que la investigación cualitativa tiene entre sus objetivos analizar el sentido de las experiencias de la vida de las personas y sus historias personales, las cuales son “formas de acción social con sentido, construidas en circunstancias concretas cuya realización tiene un lugar relevante entre las diversas formas en las que se lleva a cabo la vida cotidiana”1 , es decir, en la diversidad de contextos que rodean a cada ser humano y que construyen la realidad. Por otro lado, el título de esta tesis tiene dos motivos, fue una expresión que utilizó una de las entrevistadas para explicar que son las mujeres quienes hacen el trabajo en las organizaciones de la sociedad civil y aun sin recibir nada a cambio están dispuestas a entregar su tiempo, porque su colaboración contribuye a mejorar su entorno; pero también, porque entrar a estos espacios, ha significado para ellas la oportunidad de salir del hogar y encontrar nuevas formas de relacionarse y formarse personal y profesionalmente. La intención es reconocer su participación y el trabajo que desempeñan. La inclusión de las mujeres en distintos ámbitos de la vida social y política, ha sido producto de una lucha por hacer valer los derechos que le corresponden, pero que le han sido limitados, por considerarla un ser que debe ser cuidado y protegido, en lugar de ser concebida como un ser autónomo. Esta idea se ha introyectado también en las mujeres, de manera que reproducir los atributos relacionados con la feminidad es algo que se ha naturalizado; esto tiene que ver con el momento histórico y social, pero también con la cultura asociada al género que prevalece en cada sociedad. El documento está conformado por cinco capítulos: en el primero, doy cuenta de la formulación de la investigación, en la que abordo la participación femenina en las organizaciones civiles bajo la premisa de que las mujeres han asumido su participación en relación al significado que tiene para ellas ser mujer; para estos espacios, la capacidad que tienen ellas de trabajar por los otros y qué tanto puede hacer por su comunidad es aprovechado que se logre su funcionamiento. De ahí que, aunque implique moverse entre la familia y el trabajo, reciban muy poca o nula remuneración, no se convierte en un problema, porque el pago es la satisfacción del trabajo realizado. Más claramente, a lo largo de este trabajo, intento explicar cómo los atributos relacionados con la feminidad, forman parte de una ideología de género que determina el “papel” que cumplen las mujeres en la sociedad, a través del sistema sexo/género y bajo el supuesto de que son “condiciones naturales” propias de las mujeres, tanto que se convierten en formas de vida, transmitidas ideológicamente, para ello parto desde la parte teórica, explico el análisis de la construcción del concepto género, que se encuentra ligado a la construcción de le feminidad y que es reforzado en las mismas mujeres, bajo una ideología de género. Todo ello, partiendo del desarrollo de la investigación cualitativa, que describe a partir de la observación y otras técnicas de recolección de información, la realidad desde la mirada de los sujetos que investiga. Tomando como punto de análisis, la epistemología feminista, que sitúa el conocimiento de aspectos históricos, sociales y culturales, y privilegiando el punto de vista de las mujeres. Antes de iniciar con la discusión sobre la feminidad utilitaria y la ideología de género, preciso en el capítulo dos, algunos puntos importantes en torno al concepto de sociedad civil, del cual se desprenden los movimientos sociales, los Movimientos Urbano Populares y las organizaciones de la sociedad civil, de estas últimas explico su organización y funcionamiento. Lo que me da elementos para continuar en el capítulo tres, sobre el funcionamiento de las organizaciones civiles en la ciudad de Nogales y la participación de las mujeres, de ahí analizo las cualidades asociadas a la feminidad que derivan, según planteo, en una feminidad utilitaria. En el capítulo posterior, discuto los elementos que refuerzan en las mujeres una ideología de género que lleva consigo la persistencia de roles tradicionales, que las encasillan en el papel de cuidadoras y seres preocupados por los otros, antes que por ellas mismas. Para finalizar, a manera de conclusión, explico los principales logros y hallazgos obtenidos de este trabajo.
Lista(s) en las que aparece este ítem: Tesis de género IIC-Museo | TESIS IIC-MUSEO MESC DESC
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Maestría en estudios socioculturales.

Tesis (Maestría) - Universidad Autónoma de Baja California Instituto de Investigaciones Culturales-Museo, Mexicali, 2016.

Incluye referencias bibliográficas.

Muchas veces me pregunté cómo a pesar de los avances en materia de igualdad de la mujer, ésta sigue recibiendo un trato de segunda en muchas situaciones de la vida cotidiana. Pensaba, ¿Cómo es posible que eso siga pasando? ¿Cómo es posible que a pesar de tantos esfuerzos nacionales e internacionales, mi vecina, mi hermana, yo, sigamos siendo víctimas (aunque no me convenza del todo esa palabra) de situaciones que nos vulneran, que vulneran nuestros derechos, que sigamos siendo golpeadas, maltratadas, menospreciadas? ¿Por qué a mí no me enseñaron que tenía la capacidad de hablar, de decir lo que no me gusta, lo que no quiero para mí? ¿Dónde están todas esas personas que firman tratados cuando no contratan a una mujer por estar embarazada? ¿Porque no decimos nada? ¿Qué clase de mecanismo está interiorizado en mí, en mis hermanas, en mis amigas para no alzar la voz y decir ya basta? Todos esos pensamientos pasaron por mi mente en muchas ocasiones. Sumado a ello, existen situaciones de pobreza que limitan las posibilidades de desarrollo. En el barrio donde crecí, las oportunidades para las mujeres eran salir embarazada o trabajar en la maquila, y para los hombres dedicarse a robar o buscar la manera de obtener dinero ilícito. Nadie nos enseña que puede haber un mundo diferente a lo que nos rodea. Fue en la escuela, donde me di cuenta que las cosas pueden cambiar si uno pone de su parte, aunque es difícil, porque hay todo un contexto que absorbe. Fue en la universidad, donde conocí grupos y organizaciones que buscan subsanar problemas sociales: migración, pobreza, carencias. Ahí comencé a involucrarme en proyectos de intervención y a conocer el trabajo que hacen diferentes organizaciones. Me di cuenta de lo importante que es promover el trabajo colectivo y sentirse parte de una comunidad. Poco a poco, fui conociendo el trabajo que hacen distintas organizaciones en la ciudad, las problemáticas que abordan y la población a la que atienden. A la par, iba aprendiendo sobre mujeres y feminismo. Al salir de la universidad, me involucré más con algunas organizaciones. Trabajé como voluntaria y colaboré en varios proyectos sociales que me permitieron identificar otras formas de intervención y trabajo en colonias populares. Pero siempre que regresaba al barrio donde viví, las cosas parecían igual. El paso del tiempo hacía estragos en las calles y las fachadas de las casas. Ningún gobierno pasó por ahí, ni siquiera para pavimentar la calle. Las mujeres, las más chicas que yo, ya eran madres y los muchachos ya tenían “permiso” para andar en las calles. Estas situaciones me permitieron reconocer la importancia de trabajar para contribuir a la comunidad. En el camino que recorrí en algunas asociaciones donde tuve la oportunidad de prestar mis servicios, observaba cómo se construía la participación de hombres y mujeres, tratando de entender las características de cada uno. En una ocasión, el colectivo en el que colaboraba estaba a punto de iniciar una reunión, cuando uno de los integrantes recordó el trabajo que se había hecho a lo largo del tiempo y reflexionaba sobre la participación de las mujeres en el arte, observaban que era menor a la participación masculina, afirmaba que eso pasaba porque ellas se encargaban de su casa o de los hijos. La conversación de ese día se quedó rondando en mi cabeza, comencé a cuestionarme sobre el papel que las mujeres tienen en las actividades cotidianas del colectivo, y de las otras organizaciones donde había colaborado. Me preguntaba, ¿Cómo se construye la igualdad, si dentro de estos espacios, donde se supone se busca el bien común, se perciben diferencias en cuanto a la participación de cada uno de sus integrantes? ¿Es realmente posible creer que la igualdad se puede dar? Debo decir, que mi interés por el tema de investigación que abordo a lo largo de esta tesis, nació en parte porque provengo de una familia de mujeres, que han “batallado” para sobrevivir en un espacio que limita las oportunidades. Como mujer, he vivido y he sido testigo de lo que se espera de las mujeres. Un “deber ser” impuesto e interiorizado del que es difícil desprenderse, para deconstruirse. También porque creo que la organización de la comunidad es un elemento esencial para mejorar nuestras condiciones de vida. Considero que es importante hacer mención de esto, para fijar la perspectiva desde la cual estoy hablando, y decir junto con Vasilachis que la investigación cualitativa tiene entre sus objetivos analizar el sentido de las experiencias de la vida de las personas y sus historias personales, las cuales son “formas de acción social con sentido, construidas en circunstancias concretas cuya realización tiene un lugar relevante entre las diversas formas en las que se lleva a cabo la vida cotidiana”1 , es decir, en la diversidad de contextos que rodean a cada ser humano y que construyen la realidad. Por otro lado, el título de esta tesis tiene dos motivos, fue una expresión que utilizó una de las entrevistadas para explicar que son las mujeres quienes hacen el trabajo en las organizaciones de la sociedad civil y aun sin recibir nada a cambio están dispuestas a entregar su tiempo, porque su colaboración contribuye a mejorar su entorno; pero también, porque entrar a estos espacios, ha significado para ellas la oportunidad de salir del hogar y encontrar nuevas formas de relacionarse y formarse personal y profesionalmente. La intención es reconocer su participación y el trabajo que desempeñan. La inclusión de las mujeres en distintos ámbitos de la vida social y política, ha sido producto de una lucha por hacer valer los derechos que le corresponden, pero que le han sido limitados, por considerarla un ser que debe ser cuidado y protegido, en lugar de ser concebida como un ser autónomo. Esta idea se ha introyectado también en las mujeres, de manera que reproducir los atributos relacionados con la feminidad es algo que se ha naturalizado; esto tiene que ver con el momento histórico y social, pero también con la cultura asociada al género que prevalece en cada sociedad. El documento está conformado por cinco capítulos: en el primero, doy cuenta de la formulación de la investigación, en la que abordo la participación femenina en las organizaciones civiles bajo la premisa de que las mujeres han asumido su participación en relación al significado que tiene para ellas ser mujer; para estos espacios, la capacidad que tienen ellas de trabajar por los otros y qué tanto puede hacer por su comunidad es aprovechado que se logre su funcionamiento. De ahí que, aunque implique moverse entre la familia y el trabajo, reciban muy poca o nula remuneración, no se convierte en un problema, porque el pago es la satisfacción del trabajo realizado. Más claramente, a lo largo de este trabajo, intento explicar cómo los atributos relacionados con la feminidad, forman parte de una ideología de género que determina el “papel” que cumplen las mujeres en la sociedad, a través del sistema sexo/género y bajo el supuesto de que son “condiciones naturales” propias de las mujeres, tanto que se convierten en formas de vida, transmitidas ideológicamente, para ello parto desde la parte teórica, explico el análisis de la construcción del concepto género, que se encuentra ligado a la construcción de le feminidad y que es reforzado en las mismas mujeres, bajo una ideología de género. Todo ello, partiendo del desarrollo de la investigación cualitativa, que describe a partir de la observación y otras técnicas de recolección de información, la realidad desde la mirada de los sujetos que investiga. Tomando como punto de análisis, la epistemología feminista, que sitúa el conocimiento de aspectos históricos, sociales y culturales, y privilegiando el punto de vista de las mujeres. Antes de iniciar con la discusión sobre la feminidad utilitaria y la ideología de género, preciso en el capítulo dos, algunos puntos importantes en torno al concepto de sociedad civil, del cual se desprenden los movimientos sociales, los Movimientos Urbano Populares y las organizaciones de la sociedad civil, de estas últimas explico su organización y funcionamiento. Lo que me da elementos para continuar en el capítulo tres, sobre el funcionamiento de las organizaciones civiles en la ciudad de Nogales y la participación de las mujeres, de ahí analizo las cualidades asociadas a la feminidad que derivan, según planteo, en una feminidad utilitaria. En el capítulo posterior, discuto los elementos que refuerzan en las mujeres una ideología de género que lleva consigo la persistencia de roles tradicionales, que las encasillan en el papel de cuidadoras y seres preocupados por los otros, antes que por ellas mismas. Para finalizar, a manera de conclusión, explico los principales logros y hallazgos obtenidos de este trabajo.

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